Cindy Wiesner, Directora Ejecutiva Grassroots Global Justice Alliance
Una vergüenza global. Una oportunidad desperdiciada. Los titulares describen el fracaso de la Cumbre de las Américas (SOA por sus siglas en inglés) de Biden, un encuentro creado para todos los países de las Américas y el Caribe, que sin embargo excluyó intencionadamente a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Sin embargo, esta vez, en lugar de mantener el statu quo de un evento controlado por Estados Unidos, el desaire resultó espectacular. Los países del sur global se opusieron al opresivo imperialismo estadounidense y boicotearon la cumbre, poniendo en duda la legitimidad de la declaración conjunta de SOA. Este levantamiento de solidaridad marca un nuevo centro de poder en las Américas, uno que forja un camino nuevo y se niega a doblegarse a la agenda de EE.UU. A algo mas de un kilometro y medio de las salas de conferencias cavernosamente vacías de la SOA, más de 800 personas de las Américas colmaron la Cumbre de los Pueblos por la Democracia, una respuesta directa a las fracasadas políticas y propaganda estadounidenses. Juntándose en solidaridad y sin exclusiones, la gente desarrolló relaciones entre países, comunidades y organizaciones, hablando sobre soluciones reales a los problemas enfrentados en el hemisferio. Durante tres días, los participantes de la Cumbre de los Pueblos, incluyendo un discurso por video del presidente cubano Miguel Díaz-Canel y del ex-presidente boliviano Evo Morales, junto con líderes de movimientos populares de todo el continente americano, ofrecieron una visión de un mundo más sano y sustentable, arraigado en valores compartidos de inclusión, justicia y liberación. Nuestras voces elevaron soluciones para el pueblo, por el pueblo: fin al militarismo en todo el planeta, economía feminista anti-racista generativa para todes, transición justa de nuestros sistemas exctractivos basados en fósiles combustibles a un nuevo modelo que centra la vida y el cuidado. Las políticas corporativas neoliberales y de lavado verde de los Estados Unidos nos han arrastrado a todes a un abismo de destrucción ecológica, de sufrimiento innecesario en la pandemia por el apartheid de vacunas, de criminalización de la migración, ataques a la autonomía corporal y guerras interminables. En contraste vibrante, les participantes de la Cumbre de los Pueblos son parte de un movimiento creciente que prioriza a la gente por encima de las ganancias, promoviendo una agenda a favor de la energía renovable controlada comunitariamente; del cuidado de la salud, vivienda y educación para todes; de justicia restauradora; de derechos para migrantes; y de bienestar colectivo. Debemos trabajar juntes por un futuro mejor y diferente basado en dignidad, soberanía y justicia. Somos los únicos que podemos hacerlo.