“Con un voto quieren decidir si nosotros vamos a morir o vamos a vivir, creo que la vida no se consulta.” Teresa Castellanos (2019) 1
El extractivismo en México ha recibido un nuevo impulso a lo largo del país; este proceso ha sido a través de los ataques a la autonomía de los pueblos indígenas y del uso del terror. Esto ha significado una nueva embestida del capital contra la sostenibilidad de la vida. Sin embargo, las mujeres continúan en la lucha por un mundo que centre la vida y no las ganancias del capital.
La administración federal encabezada por Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) ha identificado algunos megaproyectos de infraestructura como nodales para su política de desarrollo. Estos proyectos son el (mal llamado) Tren Maya, el Corredor Interoceánico, el Proyecto Integral Morelos y la Refinería Dos Bocas (2). Estos proyectos coinciden en que involucran una gran inversión de fondos públicos y privados nacionales y transnacionales; en que perpetúan la dependencia en los hidrocarburos (gas y petróleo); y que implican una transformación devastadora del sur-sureste del país en beneficio de la industria.
Otra condición que comparten estos megaproyectos es que están ligadas a consultas que las comunidades afectadas denuncian como parte de la imposición. Por su carácter expansivo, estos planes se ciernen sobre los territorios de los pueblos nahua, binnizá, maya, ikoots, mixe, chontal, zoque, popoluca entre muchos otros (3). En su mayoría, estos pueblos indígenas tienen ligas antiquísimas con la tierra, el agua y el aire; relaciones que abrazan y sostienen a quienes viven, a los y las ancestras, al igual que a las generaciones por venir. Esta red de relaciones sociales se expresa a través de sistemas de cargos, responsabilidades comunitarias que otorgan derechos y que se visibilizan en las asambleas.
Sin embargo, las consultas en torno a estas obras han sido parte de la violencia hacia los pueblos indígenas. Las consultas indígenas son un derecho de los pueblos ganado a través de la lucha de resistencia global (4), plasmado en el artículo 169 de la OIT y ratificado por México. El objetivo de estas consultas es un paso hacia el respeto hacia la capacidad de los pueblos indígenas de decidir su propio destino; por eso requieren ser previas, libres, informadas y de buena fe. Por el contrario, en México se han unido al repertorio de estrategias de imposición y división, que amenazan la vida comunitaria.
El Tren Maya, un megaproyecto turístico con fuerte participación militar, implica el desalojo de miles de personas. Adicionalmente, amenaza la estabilidad del ecosistema de toda la península. No obstante, la información sobre el proyecto fue catalogada como de seguridad nacional. Con opacidad y promesa de empleos se desarrolló la consulta (5).
El Corredor Interocéanico refiere a un canal seco multimodal como alternativa al Canal de Panamá, asociado a parques industriales, extracción de hidrocarburos y concesiones mineras. En estas consultas, además de la opacidad y la promesa de empleos, se ha denunciado la compra de votos, falsificación de actas de asambleas, presión del narcotráfico, intentos de asesinato (6).
El Proyecto Integral Morelos (PIM) es una infraestructura de transportación y generación eléctrica a través de gas natural extraído por fracking en Estados Unidos. Este proyecto está vinculado a casos de amenazas, encarcelamientos, tortura. A estos pueblos se les negó el derecho a la consulta indígena; Samir Flores, comunicador y defensor, fue asesinado tres días antes de un “ejercicio participativo” que su comunidad rechazó (7).
En suma, las consultas realizadas para los megaproyectos en México parecen ser opuestas a la historia y lucha de autodeterminación de los pueblos indígenas (8). Las muestras de inconformidad frente a estos planes han recibido violencia por parte de las fuerzas policiacas y de la Guardia Nacional, así como de la presencia de paramilitares y crimen organizado (9).
A pesar de este panorama, hombres y mujeres como Teresa Castellanos trabajan por fomentar la autonomía de estos pueblos. Crean mecanismos de información, como radios comunitarias, foros regionales, acercamiento con instituciones académicas y redes de organización con otros pueblos y comunidades en resistencia. A través de estos mecanismos se recrean los lazos de derechos y responsabilidades que permiten la continuidad de la vida. Dice Teresa “la vida no se consulta” y las acciones de ella y muchas otras mujeres indígenas en resistencia parecen añadir “la vida se teje”.