Enero 2024
13 Encuentro Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres:
feminismo popular para transformar el mundo.
Norma Cacho
Miembra por la Región al Comité internacional
Miembra por la Región al Comité internacional
Del 6 al 12 de octubre tuvo lugar en Ankara, Turquía, el 13 Encuentro Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres, donde 128 militantes feministas de 65 territorios, nos reunimos para avanzar en reflexiones vitales y críticas para nuestro movimiento. En medio de un contexto de crisis múltiples que ponen en riesgo la vida de las mujeres, los pueblos y las disidencias; posterior a una pandemia que es reflejo y profundización de esas crisis; en medio de un reacomodo geopolítico en nuestros continentes donde las derechas avanzan; se hace fundamental encontrarnos, nuevamente, presencialmente para revitalizar nuestras apuestas políticas y las imprescindibles solidaridades internacionalistas.
Los Encuentros Internacionales son espacios de diálogo, debate y reflexión interregional, donde se hacen vivos los acumulados políticos de las distintas regiones que conforman el movimiento. Son, también, espacios de definición política del cauce y potencia de nuestras apuestas y articulaciones. Son, también, espacios democráticos de toma de decisiones, tanto a nivel de estructura del movimiento, como de acción política, que marcan el rumbo de nuestro movimiento.
La Marcha Mundial de las Mujeres es, además un movimiento antipatriarcal y anticapitalista, profundamente anticolonial, puesto que estamos convencidas que los sistemas que oprimen las vidas y los cuerpos de las mujeres, los pueblos y las disidencias, se sostienen mutuamente haciendo más lacerantes sus impactos en nuestros cuerpos y territorios. Por ello, la solidaridad feminista internacionalista contra las guerras y las ocupaciones coloniales es una de nuestras más importantes banderas. Precisamente, en los días que desarrollábamos el Encuentro, la ocupación y la guerra colonial de Israel contra el pueblo palestino intensificó sus ofensivas militares y genocidas, cuyo saldo, hasta el momento, es de más de 25 mil personas asesinadas y miles de personas heridas y desaparecidas.
En varios momentos del Encuentro, se hicieron patentes las solidaridades; las místicas se convirtieron en denuncias vivas de las ocupaciones coloniales y reivindicaciones de los poderes populares.
No es menor que, siendo claras de los contextos de nuestros territorios, y después de agudos y acalorados debates, definiéramos como lema y sentido de nuestra VI Acción Internacional “Marchamos contra las guerras y el capitalismo, por las soberanías populares y el buen vivir”, encarnando, así, una de nuestras demandas esenciales, que se manifiesta contundentemente contra el colonialismo y por la ratificación del poder colectivo de los pueblos y, particularmente, de las mujeres. La VI Acción deberá ser una demostración de fuerza movilizadora, popular, articuladora y potente, ante los escenarios fascistas que estamos enfrentando. Deberá ser, asimismo, un proceso permanente de formación política, que nos permita fortalecer nuestras construcciones epistémicas como movimiento global, que nos permita mostrar nuestras resistencias anticapitalistas, antipatriarcales y anticoloniales, pero, sobre todo, que evidencien las prácticas, ya en marcha, de otros mundos posibles para las mujeres y los pueblos.
Desde México, vemos los Encuentros Internacionales como oportunidades de renovación de nuestras reflexiones feministas, que se alimentan desde nuestras propias apuestas territoriales, pero que nos permiten contar con una mirada articuladora y global. De igual forma, como una oportunidad de enlazar debates con compañeras de otros continentes, que nos posibilitan mirarnos en sinergia, pero también identificando desafíos, sobre todo en la articulación de procesos de acción globales desde nuestros diversos feminismos.
Construir desde la mirada colectiva que, por supuesto tiene sentidos políticos en lo local, implica fortalecer nuestras capacidades para descentrarnos y mirar las realidades otras como nuestras. Ese es un sello del internacionalismo feminista de la Marcha Mundial de las Mujeres.
Los Encuentros Internacionales son espacios de diálogo, debate y reflexión interregional, donde se hacen vivos los acumulados políticos de las distintas regiones que conforman el movimiento. Son, también, espacios de definición política del cauce y potencia de nuestras apuestas y articulaciones. Son, también, espacios democráticos de toma de decisiones, tanto a nivel de estructura del movimiento, como de acción política, que marcan el rumbo de nuestro movimiento.
La Marcha Mundial de las Mujeres es, además un movimiento antipatriarcal y anticapitalista, profundamente anticolonial, puesto que estamos convencidas que los sistemas que oprimen las vidas y los cuerpos de las mujeres, los pueblos y las disidencias, se sostienen mutuamente haciendo más lacerantes sus impactos en nuestros cuerpos y territorios. Por ello, la solidaridad feminista internacionalista contra las guerras y las ocupaciones coloniales es una de nuestras más importantes banderas. Precisamente, en los días que desarrollábamos el Encuentro, la ocupación y la guerra colonial de Israel contra el pueblo palestino intensificó sus ofensivas militares y genocidas, cuyo saldo, hasta el momento, es de más de 25 mil personas asesinadas y miles de personas heridas y desaparecidas.
En varios momentos del Encuentro, se hicieron patentes las solidaridades; las místicas se convirtieron en denuncias vivas de las ocupaciones coloniales y reivindicaciones de los poderes populares.
No es menor que, siendo claras de los contextos de nuestros territorios, y después de agudos y acalorados debates, definiéramos como lema y sentido de nuestra VI Acción Internacional “Marchamos contra las guerras y el capitalismo, por las soberanías populares y el buen vivir”, encarnando, así, una de nuestras demandas esenciales, que se manifiesta contundentemente contra el colonialismo y por la ratificación del poder colectivo de los pueblos y, particularmente, de las mujeres. La VI Acción deberá ser una demostración de fuerza movilizadora, popular, articuladora y potente, ante los escenarios fascistas que estamos enfrentando. Deberá ser, asimismo, un proceso permanente de formación política, que nos permita fortalecer nuestras construcciones epistémicas como movimiento global, que nos permita mostrar nuestras resistencias anticapitalistas, antipatriarcales y anticoloniales, pero, sobre todo, que evidencien las prácticas, ya en marcha, de otros mundos posibles para las mujeres y los pueblos.
Desde México, vemos los Encuentros Internacionales como oportunidades de renovación de nuestras reflexiones feministas, que se alimentan desde nuestras propias apuestas territoriales, pero que nos permiten contar con una mirada articuladora y global. De igual forma, como una oportunidad de enlazar debates con compañeras de otros continentes, que nos posibilitan mirarnos en sinergia, pero también identificando desafíos, sobre todo en la articulación de procesos de acción globales desde nuestros diversos feminismos.
Construir desde la mirada colectiva que, por supuesto tiene sentidos políticos en lo local, implica fortalecer nuestras capacidades para descentrarnos y mirar las realidades otras como nuestras. Ese es un sello del internacionalismo feminista de la Marcha Mundial de las Mujeres.
Seguiremos en marcha por ¡Palestina libre!
