Expectativas de una nueva Carta Magna Plurinacional y Paritaria
Mafalda Galdames
Hubo una vez un estallido social en una larga faja de tierra ubicada entre mar y cordillera, al extremo sur de nuestro planeta, en que miles de personas de todas las edades, salieron a las calles a protestar por las grandes desigualdades existentes entre clases sociales diferenciadas como ricos y pobres… Así tal vez comenzará en un tiempo lejano este relato, que habla del Chile en tiempos del COVID 19, la pandemia que ataca y que suma miles de muertos en todas las regiones, que ha dejado al descubierto las inequidades sociales de los gobiernos neoliberales que asumieron el capitalismo como sistema económico, y que ha generado ganancias millonarias a unos pocos ciudadanos, en contraposición con la pobreza y degradación de los pueblos y las familias que han debido abandonar sus hogares donde se ha instalado el extractivismo de los recursos mineros y explotación de los bienes marinos y terrestres. Así como pueden ver, la realidad muchas veces supera la ficción. Y en esta historia que se fraguo desde las y los estudiantes secundarios que iniciaron la revuelta social saltando los torniquetes, junto a los movimientos feministas anticoloniales, antirracistas, anti-patriarcales, se inició un periodo único en la historia de Chile. Claro que no faltaron los aprovechados de siempre, que bajo cuerda y usando los conceptos de paz y conciliación nacional pactaron una salida negociada a la crisis política que tenía bailando en la cuerda floja al gobierno neoliberal de Piñera. A pesar de la contienda desigual, a pesar de la pandemia, a pesar del estado de excepción y la militarización impuesta en el país, el pueblo votó a favor de la Convención Constituyente que debía designar 155 escaños para discutir y deliberar una nueva Carta Magna. De ese total de escaños, posteriormente se negociaron y se logró obtener 17 escaños reservados para los pueblos originarios. Y no sólo eso, esta elección para una Convención Constituyente debía respetar la paridad de género, tarea difícil -dijimos las feministas- pero no imposible. Y a eso nos abocamos con fuerza para crear conciencia que el camino se venía pedregoso. Los partidos políticos tradicionales oportunistamente se declararon feministas y algunas mujeres militantes de esos partidos acataron las decisiones de la dirigencia como en los tiempos antiguos de los patriarcas que imponían las normas sociales y políticas para sus pueblos. Pero no contaban esos políticos gobernantes y opositores, que el pueblo acumula experiencias y sana sus heridas, a pesar de que aún están encarcelados los presos políticos de la revuelta y a ellas y ellos no se les olvida, al menos, en las decisiones de los movimientos sociales que años tras años han venido denunciando las injusticias del sistema. Por ellas y ello se levantaron con fuerza candidaturas independientes fuera de los pactos partidistas tradicionales. Con estas elecciones, la centro derecha no alcanzó su intención de manejar el tercio de la Convención Constitucional, ya que fue superada por las listas que encarnan propuestas de transformación del sistema a través de grupos independientes, quienes también superaron a la centro izquierda, dejando a la ex-concertación como cuarta fuerza en la Convención. La Lista del Pueblo obtiene 27 escaños, el pacto Frente Amplio-PC, 28 escaños, 7 escaños de listas regionales independientes y 17 escaños reservados de los pueblos originarios, de los cuales 12 de ellos son mujeres, entre ellas destacan la machi Francisca Linconao, Natividad Llanquileo y Elisa Loncón. Además, la nueva Constitución chilena se redactará a través de una Convención paritaria, compuesta por 78 hombres y 77 mujeres. De hecho, fueron más mujeres las que participaron en el proceso electoral debiendo actuar a favor de los hombres el mecanismo paritario. Estas elecciones históricas en Chile cambiaron la realidad de las fuerzas políticas y demostró que hoy la derecha es una minoría en el país. Estas nuevas fuerzas opositoras le pondrán un nuevo matiz a nuestro relato; tendrán la labor de poner fin a las trabas constituciones en Chile para acabar con el Estado subsidiario, restringir la economía extractivista, instalar la plurinacionalidad, profundizar en derechos laborales, cambiar el sistema previsional, recuperar los bienes comunes, garantizar derechos a las mujeres y disidencias entre otras demandas que se han instalado persistentemente en las marchas y manifestaciones públicas. Los movimientos y organizaciones sociales, por su parte, estaremos observando y monitoreando que este proceso se desarrolle de manera abierta y participativa con los territorios, de modo, que esta nueva redacción permita garantizar las verdaderas necesidades de las mayorías, para avanzar en la construcción de un país plurinacional, feminista, equitativo y respetuoso de la diversidad de pueblos que habitan en Chile.
¡Resistimos para vivir, marchamos para transformar! We resist to live, we march to transform! Nous résistons pour vivre, nous marchons pour transformer ! Resistimos para viver, marchamos para transformar!